El año de Melmac B por Rodrigo Greco.
Empezamos la pretemporada con energía, entusiasmo e ilusión. La pretemporada fue intensa y la afrontamos con seriedad y compromiso. La llegada de nuevos jugadores y la incorporación de los sub-23 le dieron frescura al plantel.
Nuestro debut en el torneo fue exigente: enfrentamos al rival más duro de la liga. A pesar de la dificultad, sacamos adelante un partido durísimo, siempre manteniendo la cabeza en alto y luchando hasta el último minuto.
Sin embargo, el torneo nos puso a prueba con una serie de contingencias que afectaron nuestra rutina. Muchos partidos fueron reprogramados debido a condiciones climáticas adversas y feriados, obligándonos a competir entre semana. Estos encuentros nocturnos nos costaron caro; la falta de entrenamientos regulares y la acumulación de fatiga pasaron factura, y nuestro rendimiento empezó a declinar.
Luego de un torneo muy irregular, sacamos algunos resultados positivos contra los equipos más fuertes, pero no contra los más débiles. Esto nos llevó a tener la calculadora en la mano hasta el último partido.
La frustración crecía con cada resultado adverso y todo se hacia cuesta arriba. En la última fecha del torneo, teníamos el desafío más grande del semestre: salvar la categoría de visitante y contra un equipo que estaba en puestos de ascenso. Sabíamos que teníamos todas en contra, pero nos prometimos y nos comprometimos a dejar todo, hasta lo que no teníamos, y así fue. Ganamos 1-0 y salvamos la categoría.
Llegó el receso de mitad de año, y necesitábamos renovar desde la cabeza. Había sido un semestre muy agotador. Nuestro técnico, Luciano, se fue para dirigir la primera del club, su club, lugar que tanto soñó y anheló, más que merecido por todo lo que nos enseñó, nos cuidó, nos respetó y hasta en algunos casos se enojó con nosotros, todo eso es parte del aprendizaje y lo cual estamos muy agradecidos con nuestro querido Lulo.
Una vacante quedaba abierta, y después de una búsqueda intensa, un nuevo desafío se abrió para un compañero del plantel, Nicolás Pascucci, quien se ofreció y se hizo cargo de la dirección técnica.
Si, pasaba de ser jugador/compañero a director técnico, lo cual implicaba un desafío para ambas partes. El respeto y la seriedad del plantel para con él, y viceversa, de su lado, dejando de lado cualquier amistad o afinidad para poder tomar decisiones 100% deportivas.
Una nueva idea y sistema de juego nos esperaba para la segunda parte del año. El torneo se dividió en dos partes. De la fecha 1 a la 7, muy irregular, con muchos empates frente a equipos que venían de una categoría más arriba, un partido ganado frente a un rival directo, sumando así 6 puntos.
En la segunda parte del torneo, siempre en busca de encontrar lo mejor para el equipo, Nico empezó a darle su sello al equipo, desde lo táctico, desde el sistema y más que nada, desde la parte humana.
De esta manera, y después de varias victorias y muy importantes en las últimas 8 fechas, sumamos 14 puntos, terminando el torneo con 20 puntos y alcanzando el objetivo mucho antes de lo esperado: salvar la categoría.
Un nuevo año se asoma, y lo vamos a afrontar con la misma seriedad, compromiso y respeto que lo hacemos cada vez que nos ponemos esta camiseta. Se vendrán nuevos objetivos por alcanzar, y creo mucho en los valores como equipo. No existe otra manera de lograr objetivos si no es todos juntos, siendo compañeros y tirando para el mismo lado.
Como representante del plantel, quiero agradecer al club por todo lo que hace a lo largo del año. Sabemos de todo el esfuerzo que implica, y lo valoramos mucho. La única manera que tenemos de agradecerlo es una cancha cada sábado, defendiendo y respetando estos colores. ¡Y así lo vamos a hacer en cada partido del 2025!
¡Muchas felicidades y les deseamos un gran año para todos!
